Cuando comenzamos a escribir una historia, entre nuestras mayores preocupaciones se ubica quién será nuestro protagonista, y si acaso tendremos más de uno.
En esta oportunidad, nos enfocaremos en aquellas historias que tienen un solo protagonista principal, o mejor dicho, un punto de vista predominante que sigue las aventuras de ese protagonista principal.
Este es el caso de uno de los libros más leídos de la historia de la literatura (aunque, por desgracia, no aclamado unánimemente por la crítica): El Hobbit, escrito por J.R.R. Tolkien.

Ahora bien, alguien podría preguntar: ¿qué puede tener de especial un libro que centra su atención en un hobbit (persona de baja estatura sin ninguna habilidad o poder a destacar) en vez de un valeroso guerrero, como tantos otros en la literatura de Tolkien?
¿Dónde puede estar el atractivo en jugar todas tus cartas como escritor a un personaje que, a priori, no es carismático, fuerte, valeroso ni poseedor de grandes habilidades?

Pues, precisamente, el atractivo yace en que este hobbit llamado Bilbo Bolsón podría ser cualquiera de nosotros. Quizás, a lo largo d nuestra vida, hemos vivido grandes experiencias y realizados proezas de las que estamos muy orgullosos. Pero también, quizás, hayamos tenido una vida sin mayores preocupaciones, exenta de grandes logros de los cuales podamos enorgullecernos.
Allí es donde entra Bilbo Bolsón. Este diminuto e insignificante personaje nos recuerda que incluso nosotros mismos, sin haber sido grandes héroes o haber realizado grandes hazañas, llevamos dentro el potencial para ser más de lo que hemos sido. Tan grandes, que incluso podríamos dejar sin palabras a nuestro antiguo yo.
No es necesario escribir personajes singularmente buenos en todo lo que hacen para atraer a los lectores a leer tu historia. Simplemente debes escribir un personaje con el cual el lector pueda sentirse identificado; ya sea por sus defectos o sus virtudes, sus habilidades o la falta de ellas. Tu objetivo es que el lector diga: «me gustaría ser como ese personaje, vivir ese mundo, soñar lo que él sueña».
Recuerda: el personaje principal determinará a dónde irá parar tu historia, pues, te guste o no, están atados por un mismo destino.
Sin ánimo de detenerme más, hasta el próximo encuentro.
Vivid, gozad y sed felices. Y sobre todo, leed. Leed mucho.