
¿Qué significa para mí una fecha tan señalada? En principio, significa el advenimiento al mundo de nada menos que el mayor escritor de fantasía de todos los tiempos. Sí. Lo he dicho. Perdonadme, G. R. R. Martin y Patrick Rothfuss. Me encantan sus obras y creo que son maravillosas, pero ninguna de ellas ha alcanzado el nivel de profundidad, de brillantez y a la vez de sencillez y lucidez a la hora de contar una historia de fantasía.
Si hay algo que posiciona claramente a la obra de Tolkien sobre todas las demás es la dedicación que Tolkien tuvo con su universo literario. Sí, has escuchado bien. Universo literario.
Muchos lectores de esta generación y quizás también de la que la precede apenas han leído El Hobbit y El Señor de los Anillos (los 3 tomos) y se han creído que ya saben todo lo que hay que saber del mundo imaginativo de la Tierra Media.
Si te encuentras dentro de esa categoría, lamento comunicarte que los 4 libros mencionados arriba son apenas la punta del iceberg en lo que refiere al mundo de Tolkien.
Si, por el contrario, te has tomado el tiempo de leer aunque tan solo fueran los Apéndices al Señor de los Anillos, que se encuentran o bien en las ediciones compiladas que contienen las tres novelas: La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey, o bien en el final de la novela El Retorno del Rey, notarás que estoy en lo cierto.
Su hijo, Christopher Tolkien (que en paz descanse), entendió, poco después del fallecimiento de su padre en 1973, que le llevaría muchas décadas poder completar su publicación en su totalidad. Sin embargo, como el hombre valiente que era, se largó a la tarea y editó y publicó no menos de 23 libros que en la actualidad engrosan y dan forma casi completa al mundo de la Tierra Media.
Y es que digo «casi completa», porque la obra de Tolkien es tan enorme como inacabable. Si alguna vez has leído el Silmarillion, sabrás que en él se cuenta la historia desde la no existencia del mundo (Arda), hasta la creación del mismo por los Ainur, los dioses del universo de Tolkien.
De esta manera, en El Silmarillion (publicado post mortem por su hijo Christopher), nos cuenta miles y miles de años de historia anteriores a lo que nosotros llamamos familiarmente «La Tierra Media».
A modo de ejemplo, cuando nos ubicamos en la Primera Edad de Arda, no existían ni Sauron ni Elrond ni Gandalf, esos personajes que en El Señor de Los Anillos se nos dice que han vivido durante miles de años.
Cada edad de la Tierra Media mencionada en el Silmarillion tiene material suficiente para hacer series y películas hasta que la Tierra se extinga y el hombre se dedique por entero a la conquista de las estrellas.
Y es que, a diferencia de muchos otros autores de fantasía, Tolkien no se limitó a crear tierras y culturas muy diferentes (como los elfos que habitan el Bosque Negro, los hombres de Beleriand o de las tierras de Rhûn, al este de Mordor), sino que inventó idiomas para cada cultura y les creó una mitología de cómo fue que cada una surgió, evolucionó y, en algunos casos, se marchitó.
Volviendo a nuestro punto inicial, ¿qué es lo que en este momento deseamos recordar especialmente de la obra de Tolkien? Que a pesar de toda su grandeza y magnificencia, no deja de ser una obra sobre gente común (los hobbits) y hombres y mujeres de regiones y pueblos muy diversos que hacen todo lo que está a su alcance para mantener a raya a las fuerzas de la oscuridad.
En muchos momentos, especialmente aquellos que se relatan en El Silmarillion, veremos como estos esfuerzos son completamente en vano y aquellos que desean por sobre todas las cosas hacer el mal ven sus esfuerzos recompensados. Pero luego llegan aquellos hombres y mujeres excepcionales, como Frodo y Sam, que, sin ser grandes héroes ni haber participado antes en ninguna guerra, dejan su alma en la cancha, como decimos comúnmente en mi país, y salvan al mundo entero con sus actos desinteresados.
Si eso no nos habla de una obra atemporal, que puede ser leída en todas las épocas, y que seguirá teniendo plena vigencia en las décadas y siglos por venir, entonces no sé qué lo sea.
Feliz Aniversario del nacimiento de nuestro más grande exponente, para todos los amantes de la fantasía. Los saludo, tolkenitas. Hoy levantaré una cerveza en nombre de todos.
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Un afectuoso saludo,
Nicolás Manfredi.